miércoles, 31 de octubre de 2012

THE ALAN PARSONS PROJECT, Silence and I



Alan Parsons - Silence and I - In memory of Eric Woolfson at the Night of the Proms 2009 in Frankfurt

SILENCE AND I
Written by Eric Woolfson and Alan Parsons

If I cried out loud
over sorrows I've Known
And the secrets I've heard
It would ease my mind
Someone sharing the load
But I won't breathe a word

We're two of a kind
Silence and I
We need a chance to talk things over
Two of a kind
Silence and I
We'll find a way to work it out

While the children laughed
I was always afraid
of the Smile of the clown
So I close my eyes
Till I can't see the light
And I hide from the sound

We're two of a kind
Silence and I
We need a chance to talk things over
Two of a kind
Silence and I
We'll find a way to work it out

I can hear the cry
Of the leaf on a tree
As it Falls to the ground
I can hear the call
of an Echoing voice
And there's no one around

We're two of a kind
Silence and I
We need a chance to talk things over
Two of a kind
Silence and I
We'll find a way to work it out



EL SILENCIO Y YO (traducción en castellano)
Escrita por Eric Woolfson y Alan Parsons

Si llorara a gritos
sobre las penas que he conocido
y los secretos que he escuchado
aliviaría mi mente.
Que alguien que comparta la carga
Pero no diré una palabra.

Somos tal para cual
el silencio y yo
necesitamos una oportunidad para discutirlo
tal para cual
el silencio y yo
encontraremos una forma que funcione.

Mientras los niños reían
yo siempre tenía miedo
de la sonrisa del payaso
así que cierro mis ojos
hasta que no puedo ver la luz
y me oculto del sonido.

Somos tal para cual
el silencio y yo
necesitamos una oportunidad para discutirlo
tal para cual
el silencio y yo
encontraremos una forma que funcione.

 Puedo oír el grito
de la hoja de un árbol
mientras cae al suelo
puedo oír la llamada
de una voz resonante
y no hay nadie alrededor

Somos tal para cual
el silencio y yo
necesitamos una oportunidad para discutirlo
tal para cual
el silencio y yo
encontraremos una forma que funcione.

martes, 30 de octubre de 2012

MALA PRAXIS - ARQUITECTURA


Mala praxis, tarjeta roja para el arquitecto – 
¿Qué puede reclamar el cliente?

Muchas veces los clientes se sienten desprotegidos frente a los problemas que ocurren durante el desarrollo de una obra. ¿Qué puede reclamar el cliente? ¿A quiénes pueden recurrir? Además de las causas civiles o penales en instancias judiciales, existen procedimientos llamados causas de éticas. Las sanciones pueden llegar hasta la cancelación definitiva de la matrícula o las sanciones con censura pública.

Por supuesto que casi todas las diferencias se superan hablando. Ponerse de acuerdo es algo que la mayoría de las veces nos lleva tiempo, pero que es imprescindible para vivir en sociedad. Las relaciones entre profesionales y clientes se basan en acuerdos implícitos y también explícitos. Pero no siempre las cosas son así.

Algunas veces los problemas pasan a mayores y los conflictos se resuelven con la ley en la mano. Y no sólo con Código Civil o Penal. Existen, además, las llamadas “causas de ética”, en las que se puede denunciar a un profesional por faltas a las reglas básicas del ejercicio de su actividad.

En la Ciudad de Buenos Aires, según información proporcionada por el CPAU (Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo) las causas principales por las que los clientes denuncian a arquitectos son éstas: problemas técnicos de construcción y la negligencia en la ejecución de la obra, ejecutar la obra sin tener el permiso municipal, no cumplir con el contrato, abandonar la obra sin justificación, comenzar los trabajos sin la presentación del proyecto, no respetar el cronograma, modificar el proyecto sin consultar con el cliente, no entregar carpetas técnicas o el plano final, no controlar al personal y no concurrir a la obra.

Ejemplos puede haber cientos, pero el caso real que viene a continuación es un ejemplo en el que transgresiones y desacuerdos de todo tipo se hicieron presentes en una misma obra.

Un caso que se lleva todos los laureles
Había que realizar una vivienda nueva, un trabajo que implicaba las tareas de demolición en la construcción existente, realizar y revocar nuevamente las medianeras y el contrafrente, hacer nuevas estructuras (es decir bases, columnas, vigas y escaleras), realizar todas las instalaciones (gas, electricidad, calefacción), colocar pisos y reparar el cielorraso. Además, de realizar todos los trámites burocráticos correspondientes ante la autoridad competente (GCBA).

Sin embargo alguien no entendió bien la consigna o no quiso entender.
A ver: para empezar, y siempre según la denuncia de este cliente, las terminaciones parecían no estar “terminadas”, y había fallas graves en la estructura. Ni qué decir del desapego al orden y limpieza que en todo sentido se veía puertas adentro del obrador. Además, según consta en acta, los obreros jamás vieron un recibo de sueldo. Claro, esto es lo que el damnificado pudo ir viendo según pasaba el tiempo y mientras aumentaba su enojo. Sin embargo, otras sorpresas lo esperaron luego de indagar un poco más, que aunque de índole más técnica no menores. Entre otras, la entrega de la documentación incompleta, la no realización de trámites municipales, la superposición en la misma persona de los roles de contratista y director de obra, la falta de cartel de obra y la entrega fuera de tiempo de los certificados de avance de obra. Todo adobado por alguna maniobrilla fraudulenta al incluir el IVA en los honorarios siendo el susodicho responsable no incripto.

De más está decir que al principio fueron todas discusiones y que el arquitecto se fue de la obra cuando el cliente lo terminó echando. (Hubo también una denuncia de abandono de obra que no se pudo comprobar).

Lo primero que sucedió luego fueron las intimaciones con cartas documento instándolo a reparar todos los incumplimientos y los problemas. Pero luego del infructuoso intento llegó el turno de la Causa de ética.

Sanción ejemplar
La cosa se resuelve con un juicio en el que la organización que matricula a los profesionales determina la gravedad de los hechos. En este caso, por supuesto, el arquitecto rechazó todos los cargos, además de manifestar su enojo por la falta de pagos de sus honorarios profesionales. También dijo que no se habían pagado los derechos necesarios para terminar la tramitación administrativa de los planos ante el GCBA y que sus clientes se mudaron a la obra, aún cuando no se encontraba lista, lo que produjo la paralización de la misma.

Las excusas no tuvieron el efecto buscado. Según señaló el comité juzgador, el profesional debió haber acreditado en la causa los honorarios impagos. También debió acercar pruebas de la realización de un proyecto, -o sea, que le probaron que comenzó la obra sin realizar el proyecto encomendado-. Por otro lado, no subsanó los graves errores cometidos y no pagó las cargas sociales ni los seguros del personal que trabajaba para él. Además, engañó a sus clientes cuando aseguró haber ingresado el trámite de la obra en el GCBA y cobró por esto una importante suma de dinero a cuenta. Por todo esto, resolvieron suspenderle la matrícula por el término de dos años y anunciar una censura pública (publicar en los medios de comunicación tal suspensión).

Seguramente no todos los casos son tan serios o contundentes. Pero, a veces, una ayuda de colegas que prefieren que las cosas se hagan bien viene bárbaro.

Fuente: www.cronista.com

lunes, 29 de octubre de 2012

ANTE LA LEY - Franz Kafka



Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar.
-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora.

La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice:

-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo mirarlo siquiera.

El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene más esperar. El guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta.

Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea, para sobornar al guardián. Este acepta todo, en efecto, pero le dice:

-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo.

Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo murmura para sí. Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino.

-¿Qué quieres saber ahora? -pregunta el guardián-. Eres insaciable.

-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley -dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar?

El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora:

-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.

FIN

domingo, 28 de octubre de 2012

AMIGOS DEL FERROCARRIL BELGRANO

Gacetilla que me ha hecho llegar la Asociación Amigos del Ferrocarril Belgrano

La Asociación Amigos del Belgrano invita a la tradicional Fiesta de la Trocha Angosta 2012



Una vez más, queremos invitarte a la edición 2012 de  la Fiesta  de  la Trocha Angosta.  La cita es e l domingo 11 de noviembre a partir de las 11 en  la Estación Espora  del ferrocarril Belgrano, partido de San Andrés de Giles.

Este ya clásico encuentro para toda la familia conjuga el entusiasmo y nostalgia por nuestros ferrocarriles con la alegría de una verdadera fiesta de campo en la que compartiremos un buen asado criollo junto a un variado programa de shows teatrales y musicales, espectáculos de destreza, sorteos y mucho más.

Además, como en anteriores oportunidades,  la Asociación   realizará una entrada simbólica a la estación con sus vehículos de vía, para luego dejarlos en exposición junto con material documental sobre los trabajos que el grupo viene desempeñando para la reactivación del ramal, sin trenes desde hace casi dos décadas.

Para almorzar, el menú incluye entrada, asado y vacío libre, ensalada y gaseosa grande o vino, y puede realizarse la reserva por tres vías distintas (consulte precios): por teléfono al (02324) 15-517300, por correo electrónico a amigosdelbelgrano@yahoo.com.ar o bien a través de nuestra página www.facebook.com/AAFGB. 
Quienes deseen acampar, podrán hacerlo desde el sábado 10 de noviembre.

El acceso al predio de  la estación Espora  se encuentra en el kilómetro 114 de  la Ruta Nacional  7. La organización también dispondrá un servicio de ómnibus que conectará con los horarios de trenes que arriben a la estación Mercedes del FC Sarmiento. En caso de lluvia se reprogramará al domingo 18 de noviembre. Para más información, consultar en Facebook o en el blog.

¡Los esperamos a todos... y traigan los cubiertos!

Asociación Amigos del Ferrocarril Belgrano
       www.amigosdelbelgrano.com.ar

viernes, 26 de octubre de 2012

PERFIL PSICOLÓGICO DEL PRINCIPAL SOSPECHOSO DE UN CRIMEN ABERRANTE

El remisero era muy amable, gran lector y amante del jazz

Así se mostraba Juan Ernesto Cabeza, el condenado por cuatro violaciones que está preso por el crimen de Tatiana Kolodziey. Acababa de comenzar una relación con una chica de 20 años.

Por Sergio Schneider

CLARÍN. Chaco. Corresponsalia - 26/10/12

Juan Ernesto Cabeza (53), el remisero al que los investigadores consideran el asesino de Tatiana Kolodziey (33), es un hombre al que probablemente cualquiera consideraría un buen tipo si no conociera su historia. Amable, de modales correctos, inteligente, buen conversador, gran lector y poseedor de un interés especial por el jazz, lo que se veía de su personalidad era una trampa perfecta.

Cabeza había llegado joven a Buenos Aires desde Tucumán.
Se casó, tuvo hijos y se convirtió en taxista. En 1996 violó a cuatro pasajeras de entre 18 y 27 años y lo condenaron a 24 años de prisión.
Tras pasar por varios penales, Cabeza llegó a la Unidad Penitenciaria Federal de Resistencia, conocida aquí simplemente como la U–7. Aunque los violadores son despreciados en el mundo carcelario, él se había granjeado una cierta popularidad.
Su conducta era impecable y eso le permitió ir ganándose privilegios . Por ejemplo, a veces lo dejaban que barriera la vereda del penal , situado en una zona muy populosa de la ciudad. Para alguien que lleva preso muchos años, ver la calle es un placer impagable .
A fin de 2008, por los buenos informes sobre su conducta, comenzó a gozar de salidas transitorias los fines de semana.
Regresaba puntualmente y no se reportaban problemas con él.
Cabeza aprovechaba todas las actividades opcionales que aparecían en la prisión. Se había entusiasmado particularmente con unas clases de música que formaban parte de un programa cultural intramuros solventado con fondos nacionales. Era el único preso que asistía a ellas con guitarra propia. Le gustaba mucho el jazz y pedía que le recomendaran libros sobre ese estilo y manuales prácticos para notas e improvisaciones.

Así fue como las autoridades del penal apoyaron su pedido de libertad condicional. El juez de Ejecución Axel López lo tuvo en cuenta, descartó el informe negativo que hizo el perito Ramiro Isla y lo liberó hace un mes.
Aunque había una orden judicial expresa para que no volviera a manejar un transporte público , al salir lo primero que hizo fue conseguir una licencia de conducir falseando datos en una localidad en la que no residía. También era falso el domicilio que brindó para completar la liberación .
Después consiguió trabajo en “Remises Resistencia”, hace sólo tres semanas. Allí lo tenían como un tipo educado. Pero ni siquiera conocían su apellido : lo llamaban “Cuarenta y uno”, por el número de móvil que conducía. “Siempre parecía estar en la suya”, recuerda otro chofer.
La familia que lo alojaba en una pieza alquilada, a seis cuadras de la agencia, lo notaba indescifrable. “Decía ‘hola, qué tal’, y nada más”, comenta Raúl Zanazzi, uno de los dueños. Antes de vivir ahí había estado en la casa de otro ex preso, pero se fue tras un episodio poco claro con la esposa del otro.

Según la Policía, estaba iniciando una relación con una chica de 20 años.
La conoció tras subirla como pasajera en una bailanta.

Cuando fue detenido, actuó con naturalidad . Aseguró que había dejado a Tatiana en el destino pedido. Pero luego improvisó una historia: dijo que la joven le ofreció simular un secuestro extorsivo para sacarle dinero a su novio y recuperar plata que le había prestado. Afirmó que la mató porque luego ella se arrepintió y él tuvo miedo de que lo inculpara, según cuentan los policías que lo vigilaron . Pero esto no tiene valor legal: ante el fiscal Patricio Sabadini se negó a declarar.

viernes, 19 de octubre de 2012

DESDE CÓRDOBA: JARDÍN FLORIDO


Jardín Florido fue un piropeador respetuoso, excéntrico y –sin dudas- el más famoso que pisara alguna vez la ciudad de Córdoba.

Fue dueño de frases bellas e inocentes -pero a la vez ingeniosas-, que engalanaron las calles de aquella tranquila Córdoba.
Su nombre verdadero era Fernando Albiero Bertapelle y había nacido según algunos en Santa Fé, y según otros en Bassano de Grappa, Italia. Tampoco parecería no haber certeza sobre el año de su nacimiento que suele ubicarse en 1875.
Cuando Bertapelle se radica en la ciudad de Córdoba, rápidamente comienza a trabajar en diversos rubros llegando a ser mozo de las confiterías más elegantes del centro de la ciudad, en donde se destacaba siempre por sus “abarrocados” modales. Era un entusiasta hincha de Instituto.
Hacia mediados de los años ’30 conoce al abogado y político conservador Aguirre Cámara, con quien traba amistad y consigue un puesto de camarero en uno de los puntos de reunión más exclusivos a los que acudía la aristocracia local: el Jockey Club.

Pero un detalle que empezó a llamar la atención, era que cuando Bertapelle terminaba su trabajo y emprendía el regreso por la céntrica calle 9 de julio, lo hacía vistiendo frac, guantes, galera, un bastón rematado con una bola de billar de marfil a modo de empuñadura y un llamativo ramillete de flores que prendía de sus solapas.
También se lo vió lucir trajes de impecable blanco, con flor y zapatos al tono o sombreros de safari o botas de explorador.
Sus recorridos por las arterias del centro cordobés son los que le comenzaron a dar fama ya que cada vez que se cruzaba con una mujer, Bertapelle, mientras se quitaba su galera, no perdía ocasión de propinarle elegantes, exuberantes e ingeniosos piropos. Esta costumbre el caballero la repetía inexorablemente cualquiera fuese la edad o aspecto de la dama en cuestión.
“Nada mejor puede suceder en esta esquina: la lluvia y usted” le susurraba a la niña en 9 de Julio y Rivera Indarte.
También podía escucharse en la esquina de San Martín y 25 de Mayo: "En el mar de las veredas con ojos como los suyos, ¿quién podría salvarme?" o “ Adiós rueda de auxilio para un corazón en llanta”.
También dicen que con motivo de la llegada del voto femenino, en 1952, no se perdió de decir a una mujer que pasaba por allí ocasionalmente:  "Adiós, hermosa legisladora del mañana…". La respuesta en todos los casos era una sonrisa de la dama galanteada.


Luego de algún tiempo, y después de varios cambios de actividades, Jardín Florido comenzó a trabajar en la inmobiliaria Villalón, sita en la calle 25 de Mayo al 200, y próxima al Hotel Victoria. Allí hace muy buenos negocios, cuyos beneficios le permiten cumplir su sueño de adquirir un automóvil Packard similar al que usara el cantor Carlos Gardel. A éste coche es que le agrega sendos floreros en los costados, a los que nunca dejaba de mantener en forma.
Lamentablemente, hacia mediados de los ‘50 protagoniza un accidente producto de su particular afición, ya que mientras pasaba con su Packard por la esquina de Urquiza y Jerónimo Luis de Cabrera, quiso saludar quitándose la galera y arrojándole una flor a una mujer que acertó a pasar  por allí, motivo por el cual quitó las manos del volante, ocasionando que el vehículo perdiese el control y lastimara a tres jóvenes.
De esta forma perdió el automóvil y su pequeña fortuna para poder cubrir las  indemnizaciones correspondientes.
Luego de esto siempre se movilizó en tranvía, a los que solía ascender en plena carrera, costumbre que conservó hasta sus últimos años.
Aseguran que no mucho antes de morir deslizó: “Pasarán los días y no me encontrarán, nada más…”. Finalmente, abandonó para siempre su querida Córdoba una fría mañana de julio de 1963 cuando tendría 88 años.

Posteriormente, el famoso conjunto folclórico cordobés “Los del Suquía” inmortalizarían el vals criollo “A Jardín Florido”, obra de Raúl Montachinique,  y que lo pinta en su más galante expresión.
Actualmente tres sitios recuerdan al entrañable personaje en la ciudad de Córdoba: Una placa de cerámica en la calle San Martín, otra en Antonio del Viso 738 (donde vivió junto con su compañera, Eduvije Guevara), y una mayólica en “su” esquina de 9 de Julio y Rivera Indarte, obra de Nélida Varaldi con versos de  Noemí Pedernera.



A Jardín Florido

Calle 9 de julio esquina Rivera Indarte
corazón elegante de mi docta ciudad.
Donde late la vida al compás de los gritos,
de los trinos y los versos del cieguito cantor.

Con su paso altanero se acerca un viejecito
que guarda veinte abriles dentro del corazón.
Quién no lo conoce ahí va Jardín Florido
en el ojal prendido su infaltable clavel.

El piropo elegante que el caballero brinda
a la cordobesita que acaba de pasar
la niña se da vuelta y esboza una sonrisa
que es como una caricia para el galán de ley.

Pasaron muchos años y el centro de la Docta
lo vio todos los días sus calles caminar
y se fue marchitando el clavel de su pecho
que a la dama de negro no pudo galantear.

Galanterías finas, piropos respetuosos
quedaron en el aire del centro cordobés
un clavelito blanco se fue rumbo al olvido
murió Jardín Florido, caballero de ley.
un clavelito blanco se fue rumbo al olvido
murió Jardín Florido, caballero de ley.