lunes, 17 de septiembre de 2012

BIENVENIDO EL PLEBISCITO



POR RODOLFO TERRAGNO ESCRITOR Y POLITICO


Publicado en Clarín el 17/06/12

El derecho de autodeterminación corresponde a los pueblos, no a las poblaciones.

Así lo reconoce el derecho internacional. Un grupo que desea pertenecer al estado colonial “no es un pueblo y, por lo tanto, no tiene derecho a la autodeterminación” (Rosalyn Higgins, británica, ex presidente de la Corte Internacional de Justicia).

Población y pueblo son dos cosas distintas. Para convertirse en pueblo, los habitantes de un territorio deben “considerarse a sí mismos como una sociedad distinta de la sociedad del país que ocupa ese territorio” (Hurst Hannum, Berkeley).

Esos pobladores necesitan tener una “identidad cultural” que los diferencie claramente del país al cual pertenecen (Anthony Simpson, Comisión Internacional de Juristas, Ginebra).

Deben ser (o descender de) habitantes “autoctonos”; es decir, grupos que vivían en las islas antes de la invasion colonial (Wolfgang F. Danspeck Grubel, Instituto de la Autodeterminación, Liechestein).

Hace falta que se consideren “victimas” de una “opresión” y quieran “separarse” del poder colonial. (Pete Radan, Macquarie University).

El diplomático inglés Denzil Dunnet (Instituto Real de Asuntos Internacionales, Londres) recordó, en un trabajo publicado por International Affaires, la posición que tuvo, sobre este tema, el ex Primer Ministro británico Edward Heath (conservador; predecesor de Margaret Thatcher). Basado en esos principios de derecho internacional, dijo en el Parlamento que los habitantes de las Malvinas no tienen derecho de autodeterminación.

Los isleños, al votar como es previsible que voten, probarán que no reúnen ninguno de los requisitos para gozar de ese derecho. Dirán que : Desean pertenecer al estado colonial.

No se consideran distintos a la sociedad del Reino Unido.

No poseen identidad cultural.

No descienden de un pueblo autóctono.

No se sienten víctimas de una opresión.

No quieren la independencia.

Demostrarán, así, algo que la Argentina ha sostenido siempre: que ellos isleños no forman un pueblo y, por consiguiente, carecen del derecho de autodeterminación.

Como británicos, que son y han de proclamarse, no podrían tampoco ser árbitros en un conflicto entre su país y la Argentina.

Llama la atención que la Presidenta y otras figuras políticas se hayan indignado ante el anuncio del plebiscito.

La Argentina debería celebrar que se le de la razón.

Pero hace lo contrario.

Hablando en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, la señora de Kirchner se preguntó: “¿Por qué [los británicos] no van a plantear un referéndum a Irak y Afganistán?”. Esto implica que deberían hacerlo en aquellos países y, en verdad, sería deseable que se les diera a irakíes y afganos el derecho de elegir su destino. Esos sí que son pueblos, con genuino derecho a la autodeterminación.

Fue poco feliz ponerlos (o dejar creer que están) en el mismo plano que a los pobladores de Malvinas.

Sin duda la señora de Kirchner no quiso equipararlos. Acaso la haya traicionado su tendencia al discurso improvisado, aun en cuestiones diplomáticas que requieren medir cada palabra.

En todo caso, es hora de que la Argentina advierta cuándo las actitudes del Reino Unido y los isleños la perjudican, y cuando involuntariamente la favorecen.

La ley británica ya no considera a los pobladores del archipiélago, como había hecho durante largo tiempo, “ciudadanos de un territorio de ultramar”. Los reputa ciudadanos del Reino Unido.

Estos ciudadanos, residentes en el Atlántico Sur, sienten el orgullo de ser británicos y ahora podrán ratificar su pertenencia con el voto.

Cuando la ley británica dice lo que dice, y los pobladores de las islas aceptan con su voto tal condición, todo se vuelve a favor de la posición argentina.

Que los isleños se declaren parte del Reino Unido no significa que pertenezca a su país el suelo que pisan.

No pueden ser jueces y parte.

Lo que hacen es demostrar (sin quererlo) que el derecho de autodeterminación no les asiste.

UN PROHOMBRE A RECONOCER: EL ING. CARLOS CASAFFOUSTH (Tercera Parte)

EL INGENIERO CASAFFOUSTH Y LAS OBRAS DE RIEGO

por Doralice Lusardi
Publicado en “Hoy día Córdoba” el 24 de agosto de 2007

Se cumplen ciento doce años del fallecimiento del ingeniero Carlos Casaffousth.
No se suicidó, como muchos equivocadamente suponen. Murió a causa de una pleuresía, y fue el 24 de agosto de 1900 en Gualeguay, provincia de Entre Ríos. Tenía cuarenta y seis años.
El del supuesto suicidio no es el único error sobre Casaffousth que persiste al cabo de más de un siglo. La lista incluye –entre otras cosas- a su apellido, una y mil veces deformado aún en nombres de escuelas y calles. Y a la dificultad para diferenciar su rol del de Bialet Massé en la realización del dique San Roque.

El agua de la vida
Casaffousth nació el 10 de abril de 1854 en Buenos Aires, y fue bautizado con el nombre de Carlos Adolfo Ramón del Sagrado Corazón de Jesús. Su padrino fue Sarmiento.
A los dieciséis años perdió a su padre, quien se quitó la vida en un cruento episodio que tuvo alto impacto en la sociedad de la época. Al poco tiempo la familia se trasladó a Francia, donde el joven Casaffousth realizó sus estudios de ingeniería. En la Ecóle Centrale des Arts et Manufactures de París a la que concurrió, los legajos registran los repetidos llamados de atención con que se intentaba –sin demasiado éxito- que el futuro ingeniero ajustara su conducta a las normas fijadas por la prestigiosa institución.
Cuando terminó sus estudios regresó a Argentina –más adelante revalidaría su título de Ingeniero en la Universidad de Buenos Aires- y recorrió sus diversas latitudes, involucrado en diferentes obras de infraestructura con las que la Generación del 80 gobernante por entonces apostaba al “progreso indefinido”: su nombre aparece así ligado a la construcción de vías férreas, telégrafos,  puentes, puertos y un camino a Chile.
Hacia 1882 llegó a Córdoba. Lo hizo como integrante del Departamento de Ingenieros Civiles de la República Argentina, para ocuparse de la selección del terreno en el que se localizaría el futuro Hospital Nacional de Clínicas. Al poco tiempo se hizo cargo también de las obras de la Academia  Nacional de Ciencias.
Así, este ingeniero de notable capacidad, obsesivo por su actualización y perfeccionamiento profesional, preocupado siempre por acceder a los libros e instrumentos de ingeniería más avanzados que aparecían en el mundo, polémico, batallador y mal hablado, iniciaba la década más fecunda de su vida. Y la más dramática.
En Córdoba, su nombre está fundamentalmente ligado a la realización de las “Obras de Riego de los Altos”, las llamadas obras colosales, sistema integral que comprendía los diques San Roque y Mal Paso, los canales maestros Norte y Sur, puentes, hermosos acueductos y una kilométrica red de canales menores, cuyo propósito era irrigar miles de hectáreas de tierras por entonces secas y polvorientas, para que pudieran ser colonizadas y sembradas.
Casaffousth realizó junto a Dumesnil -que pronto se apartó del proyecto, marchándose a Francia- todos los estudios previos, y bajo su dirección comenzaron las obras en 1884. Dos años más tarde se sumó a su continuación Juan Bialet Massé, como contratista a cargo de la construcción. Bialet, otro gigante de la época, cuya actuación fue decisiva para poder concretar el proyecto, evaluó así el rol de Casaffousth: “Las obras de riego de Córdoba son su gloria más culminante; nadie (como yo) sabe lo que en ellas puso de talento, de trabajo, de anhelos y de cuidados – de generosidad y desprendimiento.  Él estaba en todas partes y a cada momento, le era preciso ver, palpar, hacer por sí mismo.(...) Los diez o doce ingenieros que yo tenía a sus órdenes, no eran bastantes para ejecutar lo que aquella cabeza producía.”
Casaffousth ocupó en Córdoba otros lugares de relevancia: fue profesor y decano de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, legislador, ocasional empresario inmobiliario y productor agropecuario en las zonas de San Carlos y Santa María. Casado con la entrerriana Eduarda Lazo, en Córdoba nacieron sus cinco hijos (tres mujeres y dos varones), y aquí también dos de ellos le fueron arrebatados tempranamente por la muerte, en una de las devastadoras epidemias de la época.

Por entonces, Córdoba y el país vivían tiempos de auge económico: inversiones, crecimiento de la producción agropecuaria, el comercio, el transporte, la construcción e industrias de sencillo equipamiento, circulaban a la par de una febril ola de especulación y endeudamiento.
Estrechamente ligado a Juárez Celman y al grupo gobernante, trepado a este tren que enfilaba vertiginoso hacia el progreso soñado, nuestro ingeniero alcanzó el punto más alto de sus realizaciones: su familia crecía, lo mismo que su patrimonio y su prestigio, y tenía como profesional la satisfacción de estar realizando el embalse más grande del mundo.
Pero el resplandor fue fugaz. Y el costo que pagó, muy alto.

Las sombras
Los rumores sobre errores y defraudación en la construcción del dique San Roque -difundidos por los periódicos con fruición y legitimados por supuestos expertos-, la crisis de 1890 y la caída de Juárez Celman marcaron el comienzo del derrumbe. Intereses creados de diversa índole, sellaron su suerte y debió afrontar junto a Bialet Massé un juicio criminal.  A partir de allí se sucedieron la cárcel (1892/93), el grave daño a su prestigio profesional, la decadencia económica y el deterioro de las obras de riego por falta de mantenimiento, retroalimentando así a la calumnia.
Casaffousth y Bialet fueron finalmente absueltos, pero los rumores sobre las supuestas fallas del Dique, el miedo a que el paredón cediera y Córdoba fuera arrasada por las aguas, no cesaron. Durante los siguientes cincuenta años volverían a alarmar cada tanto a la opinión pública, hasta que el gobernador Sabattini tomó el toro por las astas y decidió se construyera el nuevo dique San Roque, que se inauguró en 1944. Como cualquiera puede comprobar cada vez que bajan las aguas del lago, el viejo dique no sólo no cedió, sino que ni siquiera pudo ser destruido cuando se lo intentó, una vez que el nuevo estuvo listo para entrar en servicio.
En cuanto a Casaffousth –que jamás admitió siquiera la posibilidad de que el dique pudiera ceder- no logró recuperarse económica ni anímicamente. A las desdichas familiares y el desprestigio profesional se le sumó la vulnerabilidad de su situación financiera, debido a las arriesgadas inversiones realizadas en los años de euforia y especulación previos a 1890.
Si bien continuó con su tarea académica y vinculación a las obras de riego, en 1895 decidió finalmente marcharse de Córdoba, a la que nunca perdonó por el injusto trato al que consideraba haber sido sometido.
En 1896 recaló en Santiago del Estero, nuevamente integrando el Departamento de Ingenieros de la República Argentina. Allí realizó diversas obras hidráulicas relacionadas con la defensa de las crecientes del río Dulce y –su obsesión- la irrigación. Su obra más importante en este último aspecto fue el Canal de la Cuarteada, del que todavía persisten algunas construcciones notables y al que también concibió como parte de un sistema integral y ambicioso que excedía por su concepción los límites de Santiago del Estero y tal vez se emparentaba con aquel frustrado proyecto Huergo en el que tantas expectativas se habían puesto algunos años atrás.
Sólo pudo concretar parcialmente su trabajo: falta de fondos, discordias políticas,  destrucción de canales por vecinos o autoridades locales en pos de mezquinos intereses... El drama vivido en Córdoba parecía repetirse para Casaffousth en un fatídico déjà vu En Santiago del Estero, dice Bialet “... fue albañil, calero, lo fue todo, hasta puso dinero de su bolsillo; allí perdió sus últimos hijos, allí lloró sangre y lágrimas; y allí... también estaba puesta una orden de prisión, en pago de tanto mérito y tanto trabajo.”
Cuando se marchó de Santiago no había logrado completar su obra ni cobrar el trabajo realizado, y sólo quedaba viva una niña de los cinco hijos que había tenido.
En 1900 la exposición a las inclemencias del tiempo y la humedad constante en que se desenvolvía su tarea profesional desembocaron en la enfermedad que lo llevó a la muerte. Pasó sus últimos momentos en una casa de campo que todavía se conserva, perteneciente a la familia de su esposa.

En Gualeguay, donde descansan sus restos,  es prácticamente un desconocido.
En Córdoba -entre otras informaciones erróneas, como vimos- el rol que desempeñó como proyectista y director del dique San Roque y las Obras suele atribuírsele equivocadamente a Bialet Massé, confundiendo al ingeniero con el constructor.
 Pero es el mismo Bialet -que tan estrechamente trabajó y batalló a su lado-  quien deja bien claro quien fue el artífice del dique San Roque. Según sus palabras, “Si algún nombre propio debiera dársele, sería el de Dique Casaffousth, para honor del que lo hizo  y de Córdoba que lo aprovecha”


Quisiera agradecer muy especialmente a la Sra. Doralice Lusardi el honor de haberme permitido transcribir su trabajo. 
Franklin H Romero Revilla


UN PROHOMBRE A RECONOCER: EL ING. CARLOS CASAFFOUSTH (Segunda Parte)



LA OBRA CUMBRE DEL ING. CASAFFOUSTH: EL DIQUE SAN ROQUE

POR NORBERTO E. HUBER

El Dique San Roque, la mayor obra de Ingeniería Hidráulica de su época, recibió, tanto durante como al finalizarse su construcción, realizada en solo 27 meses, innumerables opiniones, tanto a favor como en contra. Mencionamos la expresada por el Ingeniero Eiffel, autor de la célebre torre francesa erigida en ocasión de la Exposición Mundial de 1889, también profusamente discutida: "Dos obras de ingeniería concentran la atención del mundo, mi Torre y el Dique San Roque, pero mi Torre no es productiva, mientras que el Dique sí".
El Antiguo Dique San Roque, que todavía puede observarse cuando bajan las aguas del embalse, fue proyectado por los Ingenieros Esteban Dumesnil y Carlos A. Casaffousth, dirigido técnicamente por el Ing. Carlos A. Casaffousth, y construido por los empresarios Dr. Juan Bialet Massé y Félix Funes.
El antiguo Paredón del Dique San Roque, originalmente calculado extra-reforzado para 30 metros de altura del muro, y luego elevado a 35 metros, embalsaba 200 mil millones de litros de agua, y yace en el fondo del Lago San Roque contenido por su sucesor, a 150 metros a su Este.
El Nuevo Dique San Roque, con paredón curvo de hormigón armado e inaugurado en 1944, embalsa agua a la misma altura y cantidad, diferenciándose básicamente en un mejor sistema de vertedero de descarga y contener en forma mucho mas eficiente las crecientes, contando para estas dos funciones con un embudo vertedero que posibilita controlar 8 metros mas de altura en el embalse, solucionando un grave problema de todos los Diques diseñados hasta fines del siglo XIX, cual era el control de las crecientes aluviales. El sistema de Embudo Vertedero limita la salida de agua a 300.000 litros por segundo, de los usuales 5000 litros promedio. Esta "amortiguación" es posibilitada por los 8 metros de altura "extra" en el nuevo paredón y el sistema de embudo vertedero.




Esta necesidad de control de tan variables caudales, y otras razones menos técnicas pero tal vez mas definitorias, fundamentadas en el pánico generado por necesidades políticas temporales, motivaron que el paredón del Dique San Roque, soportara 14 modificaciones producidas entre 1891 y 1928, siempre con objetivo de prevenir su rotura estructural, lo cual, por supuesto, nunca se produjo.




El paredón del original Dique San Roque, tenía (tiene, aunque no lo veamos) 140 metros de largo y 35 metros de altura desde su base con 5 metros de ancho en su coronamiento y 30 en su base. Un total de miles y miles de metros cúbicos y toneladas de piedras amalgamadas por las Cales Hidráulicas del Dr. Juan Bialet Massé.
En momento de su reemplazo en 1944, se efectuó una abertura vertical en su estructura para permitir el paso de las aguas. La abertura debió realizarse con todo un vagón de dinamita, observado en la foto que se muestra a continuación y que corresponde a como se ve actualmente el paredón cuando bajan las aguas.




La última vez que el antiguo Dique mostró su solidez fue cuando se construyó el tubo de alimentación de agua de la Central San Roque en 1959. En esa oportunidad se tapó la abertura vertical central, conteniendo exitosamente las aguas mientras se producían los trabajos de construcción del túnel que proveería de agua a la Usina San Roque.
El cimiento del Antiguo Dique San Roque está construido con piedras y mezclas de arenas con Cemento Boulogne Sur Mer. Su paredón está construido con piedras graníticas con mezclas de arena y cal hidráulica, producida por la Fábrica de Cales Hidráulicas y Cementos "La Primera Argentina" del Dr. Juan Bialet Massé.




De esta fábrica, ubicada a la vera de la actual Ruta 38 en el Pueblo de Bialet Massé, y que operó desde 1884 hasta 1960 produciendo cales hidráulicas de calidad indiscutida internacionalmente, se conservan su horno principal con su túnel de operaciones, hornos auxiliares, los galpones y casi todas las obras hidráulicas asociadas, todo en actual proceso de recuperación arqueológica e histórica supervisada por la Dirección de Patrimonio Cultural de la Provincia de Córdoba a cargo de la Dra. Josefina Piana.
                                             
El Dique y Puente en Santa María de Punilla
A poca distancia de la fábrica de Cales Hidráulicas de Bialet Massé también se encuentran, en perfecto estado, y luego de mas de un siglo de nulo mantenimiento y innumerables crecientes, el paredón del Dique de la vertiente "Las Higueritas" y los pilares del Puente sobre el río Cosquín que Casaffousth mandó construir dentro de sus terrenos en Santa María de Punilla.




Casaffousth adquirió en 1887 unas 400 Hectáreas a Este del Río Cosquín. Los terrenos eran parte de la Estancia del Rosario de Cosquín, donde actualmente se levanta el Hospital Santa María, planificando Casaffousth en ellos un establecimiento agrícola basado en la producción de entre 50000 y 100000 vides. El manejo del agua para riego estaba garantizado por un Dique que embalsa las aguas de las vertientes de Las Higueritas.
El paredón del Dique Las Higueritas diseñado y dirigido por Casaffousth es, como el San Roque, de perfil recto. Tiene 120 metros de largo con3 metros de ancho en su coronamiento y 12 metros de altura. El constructor de dichas obras fue Agustín Marcuzzi, uno de los contratistas del Dique San Roque, y luego vecino de la localidad de Cosquín, de la cual fue destacado Intendente.
Actualmente, esas mismas tierras, que no han sido fraccionadas, son sede del Hospital Santa María, origen poblacional de la localidad deSanta María de Punilla.
                                             
El Establecimiento Agrícolo-Industrial San Carlos
El Ing. Carlos A. Casaffousth también adquirió tierras en los Altos del Sud de la Ciudad de Córdoba, que serian beneficiados por el riego producido por el embalse de Aguas del Dique San Roque y la distribución que posibilitaba el sistema de riego de canales llamado "Altos de la Ciudad de Córdoba". El emprendimiento, llamado Centro Agrícolo Industrial San Carlos, fue modelo en su género.
Casaffousth no solo industrializó la producción de los forrajes y demás productos agrícolas, sino que comenzó la fabricación de materiales para la construcción, entre ellos ladrillos. Consta expresamente en un inventario la "máquina para fabricar ladrillos" y varias máquinas a vapor, con las cuales también transportaba dentro de sus predios utilizando vías de tipo Decauville.
En otros terrenos que también poseía en las cercanías, había organizado un loteo denominado Villa San Carlos. Sus entusiastas proyectos para su emprendimiento y sus cercanías, hasta incluían la instalación del TramWay, que ya funcionaba en la ciudad de Córdoba, desde el centro de la ciudad hasta la Villa San Carlos, para lo cual había ya obtenido la autorización en 1889.
                                             
Difamación a Carlos A. Casaffousth y el Objetivo de este artículo
Carlos A. Casaffousth falleció en Gualeguay, el 24 de Agosto de 1900, a los 46 años, debido a una pleuresía. ¿Porqué la mayoría de los que conocen los nombres Casaffousth y Bialet Massé y creen conocer la historia del Dique San Roque suponen un suicidio inexistente?. ¿Porqué los guías turísticos y muchos mal informados siguen comentando suicidio?, ¿Realmente desconocen la historia que describen?
La Historiadora Doralice Lusardi de Capelli, opina que "A modo de arriesgada hipótesis, se podría aventurar que el inconsciente colectivo sabe que Carlos Casaffousth comenzó a morir ocho años antes, aquel día de octubre de 1892 en que, acusado de defraudación y de haber atentado contra la seguridad y la vida de todos los habitantes de esta provincia, se presentó espontáneamente a la policía para evitar ser detenido mientras dictaba clases en la facultad y puesto de inmediato en la prisión para -según palabras del fiscal- desagraviar un tanto a la sociedad y a la ciencia, resentidas (...) por la aparición de tanto sabio improvisado-".
Respecto a la capacidad profesional de Carlos Adolfo Casaffousth, la dupla Casaffousth-Bialet Massé, posibilitó la erección del Dique San Roque y el sistema de riego de los Altos de la Ciudad de Córdoba, la mayor obra pública del siglo XIX en la provincia de Córdoba, y para cuya continuación, recordemos, debió esperarse 50 años hasta la Gobernación de Sabatini. Sin la capacidad (y el empecinamiento) de estos dos profesionales, el uno, -Casaffousth- con la contundencia técnica demostrada, el otro, -Bialet Massé- perdiendo también todo su capital, inclusive el de su esposa Zulema Laprida, la obra no se hubiese completado.
Y respecto a su apellido, la mayoría que lo mencionan equivocan su escritura, colocando erróneamente Cassaffousth en vez de escribir correctamente Casaffousth. Los ingleses que administraban el tren de Córdoba Cruz del Eje nombraron así, erróneamente, en el Cartel y las publicaciones de horarios, a la estación de Ferrocarril que se erigió en las cercanías del Dique San Roque, iniciando el error y la confusión. Casaffousth ni firmó ni anotó su nombre equivocadamente, en cientos de firmas y menciones de su apellido a través de sus años de vida. Corresponde, por tanto, respetar la escritura correcta de su apellido.


El objetivo de este artículo es rendir homenaje al Ing. Carlos A. Casaffousth confiando en que los datos aportados por esta biografía, colabore a desmistificar falsas creencias y permita conocer adecuadamente nuestro pasado, colaborando a no tropezar nuevamente con las mismas piedras.


Fuentes documentales
"Historia del Dique San Roque". Luis Rodolfo Frías.
"Historia de Córdoba". Efraín U. Bischoff
"El Santa María de Ayer, La Estación Climatérica y el Hospital Colonia". Norberto E. Huber
"Paisaje y Vida del Valle Cordobés San Roque". Norberto E. Huber
Archivo Histórico de Córdoba, General de la Nación, D.A.S., D.G.Catastro y U.N.C.
Descendientes del Ing. Casaffousth y del Dr. Juan Bialet Massé
Investigaciones de la Historiadora Doralice Lusardi de Capelli y del autor.
Autor de esta publicacion Web: Norberto E. HUBER  www.huber.com.ar    Bialet Massé, Córdoba, 9 de Junio de 2002

Quisiera agradecer muy especialmente al Sr. Norberto E. Huber el honor de haberme permitido transcribir este trabajo. 
Franklin H Romero Revilla