martes, 5 de junio de 2012

¿El sargento Cabral era negro?





Martes 05 de junio de 2012
Pensamientos Incorrectos

¿El sargento Cabral era negro?

Por Rolando Hanglin | Para LA NACION

En su discurso del 25 de mayo de 2012, la presidenta Cristina Fernández afirmó que el sargento Juan Bautista Cabral era negro. Y posiblemente, originario de Angola. Como el comentario provocó algunas sonrisas escépticas, hemos buceado en la biblioteca.

Una buena fuente es "Combate de San Lorenzo", por el R.P. Herminio Gaitán. Primeras conclusiones: parece improbable que Cabral, en trance de muerte, haya pronunciado la frase: "Muero contento, hemos batido al enemigo". Casi todo el mundo muere completamente a disgusto, sobre todo en medio de una batalla. Pero según las "Tradiciones" de Pastor Obligado, dijo algo parecido, si bien menos solemne: "Déjenme compañeros. ¿Qué importa la vida de Cabral?. Vayan ustedes a pelear, que somos pocos". Para ser más exactos, lo habría dicho en guaraní, con las siguientes palabras: "Avyá amanó ramo yepé, ña jhundi jhegere umí tytaguá". El valiente soldado rechazaba así la ayuda de sus amigos, que se acercaban para atenderlo en medio de la batalla, que duró sólo 15 minutos.

Juan Bautista Cabral sería hijo natural de don José Jacinto Cabral y Soto, y de la morena Carmen Robledo. Ella, luego, se casó con el moreno Francisco, que llevaba también el apellido Cabral, por ser igualmente esclavo de esa antigua familia. Quizás por esta razón, algunas fuentes lo dan como hijo de la esclava Carmen y del esclavo Francisco, y esclavo él también, pues su nacimiento es anterior a la ley de libertad de vientres, y de raza negra.

Estos datos se confirman en una carta de don Luis Cabral, su amo, del 4 de diciembre de 1812, donde se refiere a la situación de "nuestro negro Juan Bautista, que en su carta me pide le escriba a San Martín para que lo baje a la infantería, porque en la caballería corre peligro". Los negros integraban, habitualmente, la infantería, por ser malos jinetes, de modo que el pobre Cabral tendría -a pie- más chances de sobrevivir.

Cabral había nacido en Saladas, provincia de Corrientes. No contrajo matrimonio y, en su condición de esclavo, desempeñaba funciones de peón. Seguramente, se integró al cuerpo de granaderos a poco de constituirse, y desde Buenos Aires le pidió al amo que intercediera ante San Martín, como surge del párrafo reproducido.

Cabral era negro, sí, y esclavo. Ni siquiera sus posesiones (un caballo y un anillo) le pertenecían realmente
Tenía sólo 20 años. Su patrimonio declarado: un caballo rosillo con la marca de don Luis Cabral, y una sortija de oro, que estaba en poder de doña Tomasa, su patrona.

Finalmente: Cabral no era sargento. Según Gaitán, era "simplemente, un granadero sin rango". Palabra del mismo San Martín. Tampoco hay constancias de un ascenso post-mortem. San Martín mandó colocar, sobre las puertas del cuartel del Retiro, un tablero de forma oval donde se leía: "Al soldado Juan Bautista Cabral. Murió en la acción de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813".

No parece probable que el Libertador haya registrado aquellas palabras en guaraní, para traducirlas después, dado que don José había dejado Yapeyú a los 4 años de edad, para no volver a oír jamás la bellísima lengua india de su infancia.

En resumidas cuentas: Cabral era negro, sí, y esclavo. Ni siquiera sus posesiones (un caballo y un anillo) le pertenecían realmente, pues él mismo era propiedad de don Luis Cabral, según las leyes de la época.

Efectivamente, los esclavos africanos comercializados en la Argentina provenían de Angola y el Congo, identificándose varias "naciones", como los "benguelas" y los "congos". Todos ellos hablaban distintos dialectos de la gran familia bantú. De su hablar han quedado, en nuestro argot cotidiano, palabras como tango, tongo, conga, batuque (barullo) y milonga, entre muchas otras.

La población negra en las provincias del Río de la Plata ascendía, en 1810, al 50 por ciento de algunos territorios como Tucumán, y constituía una colectividad bien nutrida en tiempos de Rosas, es decir hacia 1852. Tras la batalla de Caseros y la Conquista del Desierto (1879-1883) las inmensas oleadas de inmigrantes italianos, españoles, irlandeses, sirios, libaneses, polacos, croatas, etc, diluyó el color moreno y la mota en el pelo, que hoy son rasgos poco habituales en nuestro pueblo. Algo de su forma rítmica permanece, sin duda, en el candombe y la chacarera santiagueña con el sonido del bombo, así como en la piel tostada de nuestro pueblo, donde siempre hay una gota (y algo más) de negro y de indio.

Muchos esclavos negros fueron "donados" por sus amos a los ejércitos patriotas, como se podía donar una mula o una escopeta
Un detalle menos simpático: muchos esclavos negros fueron "donados" por sus amos a los ejércitos patriotas, como se podía donar una mula o una escopeta. Este fue, tal vez, el caso del pobre Cabral.

Dicen que, al cabo de la batalla de Chacabuco, San Martín recorrió el campo sembrado de cadáveres y exclamó, compungido: "¡Mis pobres negros!" De ese color era la mayoría de nuestros soldados, por aquel entonces. Aun torturados por el frío y poco habituados a montar a caballo, se batieron heroicamente. Sólo por eso merecen mucho más que la Marcha de San Lorenzo.