lunes, 12 de marzo de 2012

EL MILAGRO DE MILÁN - IL MIRACOLO A MILANO



En la historia del mundo siempre han quedado registrados eventos cuyas explicaciones siguen estado pendientes hasta el día de hoy y que son considerados por algunos como simples hechos fortuitos atribuidos a la coincidencia, mientras que otro sector los considera como reales milagros influenciados por la acción divina.

Sea cual sea la creencia común, es indudable que estos eventos marcaron un hito imborrable en el recuerdo de la comunidad afectada; la cual hasta el día de hoy narra el suceso con alegría.

El milagro de Milán fue un hecho ocurrido el 14 y 15 de agosto de 1943, durante los años oscuros de la Segunda Guerra Mundial, en donde los infinitos bombardeos llevados a cabo por el área militar de la alianza sobre la ciudad causaron estragos que dejaron varios cientos de miles de heridos, muertos, desaparecidos y gente sin hogar. En aquel entonces Milán era, como en la actualidad, considerada como una ciudad simbólica en donde se concentraba un gran porcentaje de la historia del mundo, pues grandiosos representantes del arte habían vivido y trabajado allí, creando maravillosas obras. Un claro ejemplo de ello fue Leonardo Da Vinci uno de los más famosos hombres de todos los tiempos y que creo uno de los cuadros más reconocidos en todo el globo: La última Cena, obra pintada en un refectorio del convento milanés de Santa María delle Grazie entre los años 1495 y 1497. Cuenta la historia que después de que las tropas del Eje fueron expulsadas del norte de áfrica, el siguiente objetivo de la alianza fue el de conquistar Italia y para ello realizaron diversas campañas de bombardeo previo a la incursión terrestre. Lo que ocurrió fue que en esas fechas, durante el 14 y 15 de agosto de 1943, se decidió bombardear Milán, pero sólo en el sector industrial de la ciudad; el problema ocurrió cuando, por un error de cálculo, las bombas cayeron sobre el centro histórico —en donde estaba el convento de Santa María— y destruyeron prácticamente todo. Como era de esperarse, el recinto también sufrió graves daños e incluso se llegó a pensar que se debía demoler, mas lo que causó conmoción entre los ciudadanos sobrevivientes fue que, a pesar de haber sido destruida en más de un 60%, una de las pocas paredes que sobrevivió y quedó intacta —a pesar de que una bomba incendiaria cayó a pocos metros y quemó todo a su alrededor— fue precisamente en la que Leonardo Da Vinci había decidido crear su obra maestra.
Hasta el día de hoy existen muchos quienes achacan este suceso a un milagro del cielo, aunque también hay otro grupo menos creyente que opina que sólo fue una coincidencia. En lo que coinciden es que cual fuere que sea la verdad, lo importante es que dicha pieza de arte mundial todavía se preserva para el deleite de todos.