lunes, 1 de agosto de 2011

HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC-MONTFA




1864 - 1901
Henri de Toulouse-Lautrec-Montfa descendía de los condes soberanos de Toulouse. Nació en la ciudad de Albi, el 24 de noviembre de 1864, hijo del conde Alphonse de Toulouse-Lautrec-Montfa y de Adèle Tapié de Celeyran. Antiguo oficial, su padre llevaba una vida libre, fogosa, excéntrica y pasaba más tiempo de cacería que en su casa y, cuando iba por París, no dejaba de hacerse notar. Más de una vez se le vió paseando con un halcón sobre su antebrazo izquierdo, y con carne cruda en la otra mano, parándose cada diez pasos para alimentar a su rapaz. Fue él quien, durante una temporada, montó en pleno Bosque de Boulogne, a una yegua lechera de la cual bajaba de vez en cuando para beber su leche.

La condesa, polo opuesto, se mostraba dulce y piadosa; se encargó en primera instancia de la educación del hijo. El conde se ocuparía más tarde de él para modelarlo a su imagen y semejanza.
Madre e hijo vinieron a París, y Henri entró en el liceo Condorcet, sirviéndole su madre de repetidora. Las vacaciones estivales se pasaban en el Castillo du Bosc, en la región del Aude, propiedad de los Tapié de Celeyran. Pero a los 13 años, el pequeño Henri se fracturó una pierna y, al año siguiente, se fracturó la otra. Desde ese doble accidente, Henri dejó de crecer: permaneció siendo un enano, el gran impedimento de su vida como lo será la desesperación. Quemará su vida, pero será para olvidar. Frecuentará los espectáculos barriobajeros acabando por amar a los tristes héroes de sus juergas nocturnas, mostrándoles, al dibujarlos, con pasión y genio.

Desde su infancia, Lautrec había sido familiar de un taller de pintor, y era precisamente un pintor de cacerías, de caballos, de perros, René Princeteau. Sin duda, Princeteau no fue un gran pintor pero fue en su taller donde Lautrec encontraría a numerosos artistas y modelos. Se puso a pintar y a dibujar los caballos que no podía montar y, cuando Princeteau vió las disposiciones que mostraba su alumno, le buscó un maestro: Léon Bonnat, un afamado retratista de personalidades. Del taller de Bonnat, el joven Lautrec pasó al de Cormon y, aunque la influencia de este último se reveló mediocre, conoció a Van Gogh, Gauzi, Claudon, Anquetin... que admiraba a Delacroix, Degas, Manet, Renoir y a los maestros japoneses.
"Su maestro elegido era Degas; le veneraba; sus otras preferencias entre los modernos eran Renoir y Forain. Sentía un verdadero culto por los Japoneses; admiraba a Velázquez y a Goya y, cosa que parecerá extraordinaria para algunos pintores, tenía por Ingres una estima particular."


Cuando Lautrec dejó el taller de Cormon, entró de lleno en la vida, una vida particular ya que fijó su residencia en el barrio bohemio de Montmartre. Montmartre, en aquellos tiempos, no era lo que hoy conocemos al visitar París. Montmartre era el "Moulin-Rouge", el "Moulin de la Galette", el baile de "L'Élysée Montmartre", era todos aquellos cabarets y antros que poblaban sus calles empinadas. Allí se encontraban los talleres de Roybet, de Puvis de Chavannes, d'Henner. En el "Moulin-Rouge", Lautrec instaló su particular "cuartel general": su mesa estaba reservada cada noche.
La Goulue, Jane Avril y Valentin el deshuesado eran las estrellas del lugar. Lautrec miraba, observaba todo. El alcohol y el baile le producían una sobreexcitación que agudizaban sus sentimientos, y habrá tanta piedad como horror en sus cuadros dónde representará todos aquellos espectáculos cotidianos. Cuando sale del baile, acude al cabaret de Aristide Bruant; allí también toma apuntes de rostros y actitudes, para luego plasmarlos en sus lienzos.
Pasaba sus tardes pintando e iba frecuentemente al Louvre, a Notre-Dame, a Saint-Séverin. Las noches las pasaba en el circo. Los deportes también le atraían y, de la mano de Tristan Bernard, conocería el velódromo. De cuando en cuando iba al lago artificial de Arcachon, donde gustaba del remo y de la natación. De vuelta a París, las luchas de las Folies-Bergères le atraían. Frecuentaba a los campeones, y los dibujó. Pero más allá de los espectáculos de los deportes, quizás fuera el espectáculo de las masas lo que le atraía.
Luego se iba a los bares y se entregaba al alcohol hasta caer en la inconsciencia.
En contadas ocasiones, Lautrec abandonaba París, pero no era para ir al campo, sino a ciudades extranjeras, yendo al encuentro de los excesos que hacían sus delicias. Así se fue a Inglaterra, a España, a Bélgica, a Holanda. Y si el viaje a Holanda no le resultó placentero, de Inglaterra trajo varias recetas de cócteles. En Madrid, se entusiasmó por Goya y Velázquez, y por El Greco en Toledo.

Pero la vida de Lautrec se reveló excesiva para que pudiera llevarla durante mucho tiempo. El alcohol le produjo delirium tremens (alucinaciones) y, en el curso del año 1899, sus padres fueron obligados a ingresarle en el sanatorio del doctor Semeaigue, en Saint-James, cerca de Neuilly. Allí, compuso de memoria, una serie de dibujos impresionantes con lápices de colores, que más tarde se editarían bajo el título de "En el Circo" y, al cabo de dos meses, pudo salir de Saint-James, mejorado. Sin embargo, la mejora no duró mucho. Las ganas de trabajar cesaron y dejó de tener ilusiones sobre su estado. Un ataque de parálisis le golpeó en Taussat, en agosto de 1901. Su madre se lo llevó al castillo de Malromé, donde expiró el 9 de septiembre del mismo año.


MEDIANOCHE EN PARIS


Medianoche en París’ se ha presentado en el último festival de Cannes como la película de inauguración del conjunto de doce días en los que se presentarán los trabajos de varios cineastas.
Lo nuevo de Woody Allen supone el regreso del cineasta con su guión ligero, risueño y entrañable mediante una comedia romántica que ha hecho sucumbir a crítica y público.
Es difícil hablar de esta película sin revelar su trama principal. La historia se centra en Gil (Owen Wilson), un guionista de cine fascinado por los años 20 que por el momento intenta dedicarse a escribir una novela y olvidar un poco su rutinario trabajo.
Comprometido con Inéz (Rachel McAdams), no muy querido por sus futuros suegros, Gil descubre algo inimaginable entre las hermosas calles de París que le cambiara su forma de ver y de vivir la vida, ya que mientras vaga por ellas, soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a media noche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde conocerá a Scott y Zelda Fitzgerald, Hemingway, la escritora Gertrude Stein (Kathy Bates) y el pintor Salvador Dalí (Adrien Brody), además de con Picasso, Man Ray y Buñuel, entre otros.


El elenco está lleno de estrellas y cada uno hace un excelente trabajo en su papel incluso teniendo muy poco tiempo en escena. Pero sin duda hay que destacar a Owen Wilson que funciona a la perfección como el protagonista de la historia, carga la película y da probablemente la mejor actuación de su carrera ya que además su personaje de por si es realmente interesante y por momentos hasta identificable.
Woody Allen sin duda sabe cómo mostrarnos París ya que esta es filmada con gran hermosura y cuidado durante toda la película especialmente en los primeros minutos donde vemos una introducción de Paris sin ningún dialogo y nada más que música, es un pequeño montaje que realmente te introduce en la cinta y pone a la ciudad como la protagonista más importante en toda la historia.
La cinta tiene un guion magníficamente escrito por Allen, con excelentes diálogos y un muy buen humor que funciona si se tiene por lo menos un mínimo conocimiento literario y artístico.
En definitiva, una de las obras más excepcionales y mágicas desde ‘La rosa púrpura de El Cairo’ que nos llega de forma fresca, limpia y elegante. Todo un legado alegórico sobre la trascendencia del guión bellamente manifestado. Uno más de los muchos detalles encantadores de esta agridulce película no exenta de la imprescindible ironía y una lúcida melancolía, que nos evoca la complejidad del hombre posmoderno.
Es un viaje realmente fantástico, hermoso, que te enganchara y que desearas que no termine.





Fuentes: Universo Cinemaníaco - Cine en Uruguay -