viernes, 27 de abril de 2012

UNA LLAMADA EN LA DESESPERACIÓN

"Mi marido se suicido hace 20 días por la crisis, seguid luchando" Llama a ABC radio



Imposible no emocionarse ante esta llamada...
Debo reconocer que comencé a escribir alguna interpretación al respecto, sin embargo todo estaría de más.
Mis respetos a los que aquí, de allá, o de cualquier otro lugar en donde suceden estas situaciones límite.

miércoles, 25 de abril de 2012

¿EL PRIMER CUENTO DE KAFKA?


Por Marco Denevi



Entre 1895 y 1901 medió la existencia de la revista literaria Der Wanderer (El viajero), que en idioma alemán se editó en Praga bajo la dirección de Otto Gauss y Andrea Brezina. El número correspondiente a diciembre de 1896 incluye (pág. 7) un cuento titulado El juez, cuyo autor oculta o deja entrever su nombre detrás de la inicial K. Por la atmósfera del cuento y por esa letra (que será más tarde el nombre de los protagonistas de El proceso y de El castillo) se me ha ocurrido la idea de que se trata del primer cuento de un Kafka de quince años.


EL JUEZ

Cuando fui citado a comparecer -como decía la cédula de notificación- en calidad de testigo, entré por primera vez en el Palacio de Justicia. ¡Cuántas puertas, cuántos corredores! Pregunté dónde estaba el juzgado que me había enviado la citación. 
Me dijeron: a los fondos, siempre a los fondos. 
Los pasillos eran fríos y oscuros. Hombres con portafolios bajo el brazo corrían de un lugar para otro y hablaban un leguaje cifrado en el que a cada rato aparecían las palabras como in situ, a quo, ut retro. Todas las puertas eran iguales y, junto a cada puerta, había chapas de bronce cuyas inscripciones, gastadas por el tiempo, ya no podían leerse. Intenté detener a los hombres de los portafolios y pedirles que me orientaran, pero ellos me miraban coléricos, me contestaban: in situ, a quo, ut retro. 
Fatigado de vagabundear por aquel laberinto, abrí una puerta y entré. Me atendió un joven con chaqueta de lustrina, muy orgulloso. Soy el testigo, le dije. Me contestó: Tendrá que esperar su turno. Esperé, prudentemente, cinco o seis días. Después me aburrí y, tanto como para distraerme, comencé a ayudar al joven de chaqueta de lustrina. 
Al poco tiempo ya sabía distinguir los expedientes, que en un principio me habían parecido idénticos unos a otros. Los hombres de los portafolios me conocían, me saludaban cortésmente, algunos me dejaban sobrecitos con dinero. Fui progresando. Al cabo de un año pasé a desempeñarme en la trastienda de aquella habitación. Allí me senté en un escritorio y empecé a garabatear sentencias. Un día el juez me llamó. -Joven- me dijo-. Estoy tan satisfecho con usted, que he decidido nombrarlo mi secretario. Balbuceé palabras de agradecimiento, pero se me antojó que no me escuchaba. Era un hombre gordísimo, miope y tan pálido que la cara sólo se le veía en la oscuridad. Tomó la costumbre de hacerme confidencias. -¿Qué será de mi bella esposa? -suspiraba-. ¿Vivirá aún? ¿ Y mis hijos? El mayor andará ya por los veinte años. Algún tiempo después este hombre melancólico murió, creo (o, simplemente, desapareció), y yo lo reemplacé. Desde entonces soy el juez. 
He adquirido prestigio y cultura. Todo el mundo me llama Usía. El joven de saco de lustrina, cada vez que entra a mi despacho, me hace una reverencia. Presumo que no es el mismo que me atendió el primer día, pero se le parece extraordinariamente. He engordado: la vida sedentaria. Veo poco: la luz artificial, día y noche, fatiga la vista. Pero unos disfruta de otras ventajas: que haga frío o calor, se usa siempre la misma ropa. Así se ahorra. Además, los sobres que me hacen llegar los hombres de los portafolios son más abultados que antes. Un ordenanza me trae la comida, la misma que le traía a mi antecesor: carne, verduras y una manzana. Duermo sobre un sofá. El cuarto de baño es un poco estrecho. A veces añoro mi casa, mi familia. En ciertas oportunidades (por ejemplo en Navidad) no resulta agradable permanecer dentro del Palacio. Pero, ¿que he de hacerle? Soy el juez. 
Ayer, mi secretario (un joven muy meritorio) me hizo firmar una sentencia (las sentencias las redacta él) donde condeno a un testigo renitente. La condena, in absentia, incluye una multa e inhabilitación para servir de testigo de cargo o de descargo. El nombre me parece vagamente conocido. ¿No será el mío? Pero ahora yo soy el juez y firmo las sentencias.

De 35 Cuentos Breves Argentinos, selección de Fernando Sorrentino.

martes, 24 de abril de 2012

HIPERTENSIÓN

Con hipertensión, el deterioro cognitivo empieza antes de los 50.

Un relevamiento local detectó fallas tempranas en la memoria y las funciones ejecutivas
Por Fabiola Czubaj  | LA NACION




Ni el peso, el colesterol o la edad tienen tanto impacto como la hipertensión en el deterioro de funciones cognitivas claves en plena etapa productiva de la vida.

En un relevamiento epidemiológico realizado en el corazón de la provincia de Córdoba, un equipo local determinó con una batería de tests que hasta el 45,6% de los hipertensos con una edad promedio de 50 ya tenía algún signo sospechoso de deterioro cognitivo o demencia. Los principales problemas detectados fueron de memoria o las fallas en las funciones ejecutivas, que son las que nos permiten organizar las tareas del día, saber cómo llegar a un lugar, mantener una conversación o utilizar el dinero, entre tantas otras.

"Tener hipertensión y alguna alteración de esas funciones quintuplica el riesgo de desarrollar una demencia en el futuro. Salvo en los mayores de 70, en los que la edad influyó claramente en el deterioro cognitivo, la hipertensión fue el único factor de riesgo de los cuatro estudiados [ver infografía] que en los más jóvenes estuvo asociado con un compromiso cognitivo. Esto quiere decir que el deterioro comienza tempranamente. De hecho, la literatura médica habla de los 25 años", indicó a LA NACION el doctor Augusto Vicario, autor principal del trabajo premiado en el XIX Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, organizado por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
La ciudad cordobesa de Villa María atrajo la atención del equipo de la Fundación Certus porque allí funciona un programa de prevención cardiovascular (Corazón Sano) para los 80.000 habitantes de sus 34 barrios.

El equipo de Vicario, formado también por los doctores Gustavo Cerezo, Mildren Del Sueldo y Judith Zilberman, convocó a la población por la radio local, megáfono y panfletos a acercarse a los centros de atención primaria para hacerse un control cardiovascular y cognitivo. Finalmente participaron 1365 voluntarios, de entre 18 y 88 años (un promedio de 50), sin enfermedades psiquiátricas, demencias o depresión ni infartos cerebrales previos.

Además de los análisis de laboratorio y el control clínico, a todos se les aplicó el Mínimo Examen Cognitivo o MEC, que incluye una prueba general de evaluación rápida conocida como Miniprueba del Estado Mental (o Minimental) y otras dos más específicas: una para evaluar la memoria semántica (Test de Boston) y otra para conocer cómo los lóbulos frontales del cerebro ejecutan las funciones ejecutivas (Test del Reloj).

Mientras que el Minimental reveló que un 14,5% tenía signos de deterioro cognitivo, las otras dos pruebas más especializadas llevaron esa cifra a un 34,6% con fallas ejecutivas y a un 45,8% con problemas de memoria. A diferencia de los mayores de 70, en los que la edad explicaba el déficit cognitivo, en los más jóvenes fue la hipertensión la causa asociada. Los participantes con resultados alterados fueron derivados al neuropsicólogo para una evaluación más profunda.

BASTA CON QUE SEA LEVE

Los pocos especialistas que durante el congreso expusieron a sala llena sobre la relación entre la presión alta y el deterioro cognitivo coincidieron en que basta con que la hipertensión sea leve o moderada como para inducir modificaciones silenciosas en el tiempo en las estructuras vasculares y las funciones cerebrales que pueden terminar en un accidente cerebrovascular y la demencia.

Las guías de la SAHA definen la hipertensión leve (grado 1) cuando la presión sistólica (máxima) es de 140-159 mmHg y/o la presión diastólica (mínima) es de 90-99 mmHg. Para la hipertensión moderada, los valores son 160 y 100 mmHg, respectivamente.

"La hipertensión daña la estructura de los vasos cerebrales en la sustancia blanca, ubicada por debajo de la corteza cerebral -explicó Vicario-. Esta sustancia es un conglomerado de fibras nerviosas que unen diversas estructuras del cerebro. El flujo de sangre alterado y la disminución en la oxigenación lesiona la mielina que recubre las fibras nerviosas, lo que interrumpe los circuitos y desconecta los lóbulos frontales. Así, se afectan las funciones ejecutivas, que dependen de la integridad de estos circuitos, y eso compromete los procesos mentales complejos como la resolución de problemas y la toma de decisiones."

Por su parte, el doctor Antonio Coca, jefe de la Unidad de Hipertensión y Riesgo Vascular del Hospital de la Universidad de Barcelona, España, advirtió que los hipertensos "puros" (sin otras enfermedades) con más lesiones silentes en la sustancia blanca son aquellos en los que el tratamiento no logra controlar la presión. "En un estudio sobre más de mil hipertensos de entre 60 y 90 años, sin demencia, se detectó a los cinco años en una segunda resonancia que la incidencia de la demencia de origen vascular era de 8 de cada 1000 pacientes", comentó Coca, reconocido por sus investigaciones. En otro estudio, los participantes que desarrollaron demencia fueron los que 15 años antes habían tenido la presión sistólica (máxima) y diastólica (mínima) altas.

"También detectamos en un estudio sobre pacientes de entre 50 y 60 años con hipertensión leve a moderada, sin otras enfermedades ni tratamiento antihipertensivo previo, que el 40% tenía lesiones silentes en la sustancia blanca del cerebro", agregó Coca.

Se estima que si se retrasa cinco años el avance del deterioro cognitivo, en una década habría 4 millones menos de personas con demencia.

"El cardiólogo o el médico clínico pueden decir que es normal perder la memoria... Pero hay que decirlo después de estudiarlo", insistió Vicario. Y sabe de lo que habla.

En una encuesta vía Internet a cardiólogos y médicos clínicos, el 100% respondió correctamente que el deterioro cognitivo está asociado con la hipertensión, pero sólo tres de cada diez lo evaluaba en la consulta. Al preguntarles si en los pacientes mayores con ese tipo de problemas habría que tratar agresivamente la presión alta, el 100% dijo que sí, aunque sólo dos de cada diez lo hacía.



LA MEJOR RECETA PARA REDUCIR LOS RIESGOS

Los especialistas en hipertensión y demencia coincidieron en recomendar, aquí, durante el XIX Congreso Argentino de Hipertensión Arterial que, ante un hipertenso joven, hay que optar por una evaluación combinada: cognitiva y de las lesiones cerebrales silentes mediante una resonancia magnética.

Entonces, la pregunta de rigor es si el tratamiento de la hipertensión y el control rutinario de la presión podrían prevenir el deterioro cognitivo. No necesariamente, pero sí demorarlo, según aseguraron los expertos consultados.

"Prevenir y tratar en forma agresiva la hipertensión y los factores de riesgo [el colesterol, la diabetes y la obesidad], que dañan las estructuras vasculares, retrasa la progresión del deterioro cognitivo en quienes tienen predisposición a desarrollarlo. Si cuidamos la salud general, estaremos previniendo la aparición precoz de las demencias", indicó el doctor Augusto Vicario, vicepresidente de la Sociedad de Cardiología de Buenos Aires y médico del Hospital Español.

lunes, 23 de abril de 2012

HOMENAJE DEL BARRIO DE FLORESTA Y DEL CLUB ALL BOYS A VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS

Este domingo 22 de abril, el barrio de Floresta y el Club All Boys, homenajearon a Veteranos de Guerra de las Malvinas en el año del 30° aniversario de la gesta.

EN LA PLAZA DE FLORESTA

Los "dueños de casa" homenajean a los Veteranos de Guerra de Malvinas 


La imagen de Marcelo "Turco" Salomón, siempre presente.



EN LA CANCHA DE ALL-BOYS
Los Veteranos de Guerra de Malvinas, y sus familiares, en la cancha.


La hinchada visitante de Unión de Santa Fé también saluda a los VGM.


Los VGM con sentimiento M28

La hinchada de All-Boys homenajeando a los VGM


Los VGM agradecen a las tribunas el homenaje recibido.

Alfredo Pucci con la placa que All-Boys obsequiara a los VGM.

Intercambio de presentes entre los VGM y las autoridades de All-Boys




viernes, 20 de abril de 2012

JOHN TENNIEL - Alicia en el País de las Maravillas, Alicia a Través del Espejo y Punch

John Tenniel


John Tenniel, es bien recordado por sus ilustraciones en los libros de Alicia, sin embargo se destacó también en el arte de la caricatura satírica y política.


Los inicios

Nació en Londres en 1820. Fue hijo de un maestro de baile e instructor de esgrima.
Estudió en las escuelas de la British Royal Academy y en la Clipstone Street Art Society. Sin embargo, justo es reconocer, que fue en gran parte autodidacta comenzando a perfilarse desde joven como ilustrador en libros y periódicos, exhibiendo a la temprana edad de 16 años, su primera pintura al óleo en la Society of British Artists.
Según su biógrafo, F. Sartzano, en 1840 John Tenniel mientras practicaba esgrima con su padre, fue herido en un ojo.
En 1845 tomó parte en el concurso de murales para decorar el nuevo palacio de Westminster y consiguió un premio de 100 libras y el encargo para realizar un fresco para el “Salón de los Poetas” de la Cámara de los Lores.
Por entonces ya se le conocía y se le apreciaba como dibujante humorista, estimulándole en su faceta de caricaturista su amigo Charles Keene.

Firma de John Tenniel


Punch

Mientras ilustraba “The Haunted Man” para Charles Dickens, Tenniel fue llamado por la revista Punch para reemplazar al ilustrador Richard Doyle, cuando éste se fue porque, como católico, se oponía a los ataques que esa revista profería al Vaticano.
Ya por octubre de 1848 había terminado con las ilustraciones de “The Haunted Man”. Sin embargo la publicación continuaba inconsciente de las capacidades de Tenniel, por lo que lo confinaban a trabajar sobre simples temas ornamentales de portadas y títulos.




Frontispiece - The Haunted Man (1848)

En 1850 lo efectivizan como dibujante de la revista y en esta publicación seguirá trabajando Tenniel durante la mayor parte de su vida, repartiéndose la tarea con su amigo Leech.
En 1852 se casa, pero desafortunadamente enviuda sólo dos años más
tarde.
En 1861 ilustró Lalla Thomas Moore Rookh, y en 1864, luego de la muerte de Leech, ocupó la jefatura de ilustradores de Punch.

Lalla Thomas Moore Rookh
                                         


Alicia en el país de las Maravillas

El episodio por el que más trascendería Tenniel aconteció en febrero de 1864 cuando fue convocado por Lewis Carroll para ilustrar su libro Alicia en el País de las Maravillas.
Tenniel se tomaría un largo tiempo para pensarlo, y finalmente aceptaría.
Sin embargo no fue una cosa fácil. Las cuarenta y dos ilustraciones de Tenniel, lo llevaron a duras peleas con Carroll y hasta cuentan que éste llegó a comentarle al  dibujante Harry Furniss que no le gustaba ninguno de los dibujos de Tenniel, a excepción de Humpty Dumpty.
Con respecto a esta situación debemos recordar que el primer ilustrador del libro de  Alicia fue el propio Lewis Carroll quien, ante la insistencia de Alice Lidell, escribió e ilustró de su puño y letra un volumen que, encuadernado en piel verde, obsequió a la niña el día 26 de noviembre de 1864, con la siguiente dedicatoria: “Como regalo de Navidad, a una niña muy querida, en recuerdo de un día de verano”.
El libro, editado por Macmillan, finalmente apareció a mediados de 1865, pero Tenniel se quejó de la mala calidad de las reproducciones, por lo que Carroll accedió, encargándose  personalmente de los gastos, a retirar la edición, la que se volvió a reeditar en Navidad del mismo año, pero con fecha de 1866.
De la primera edición quedan solamente 21 ejemplares encuadernados (Dodgson había repartido los primeros cincuenta ejemplares entre sus amigos) y es uno de los libros más codiciados del siglo XIX. El resto de la tirada, en forma de pliegos sueltos, fue enviada a Estados Unidos y, en Nueva York, D. Appleton & Co. la encuadernó y la puso a la venta en 1866, constituyendo así la primera edición en ése país. Podemos admitir que, después de todo, la medida tomada por Carroll fue una buena prueba de que, a pesar de las discusiones, el autor admiraba y respetaba a Tenniel como el artista consagrado que ya era.


A Través del Espejo

Cuando Carroll tomó la decisión de publicar la segunda parte de Alicia,  tras la negativa de Tenniel a seguir colaborando con él, propuso a varios artistas (entre ellos a Richard Doyle y Noel Paton) que le ilustraran el libro; pero todos, muy cortésmente, rechazaron su oferta. Al fin, tras mucho insistir y a regañadientes, en 1872 Tenniel accedió a satisfacer los deseos de Carroll y el resultado es que la segunda parte de “Alicia” es quizá un libro todavía más impresionante que el primero.
En principio Tenniel pensó en poner su dibujo del Jabberwocky en la cubierta de “A Través del Espejo”, pero Carroll, temiendo que resultara aterrador y chocante para los niños, llevó a cabo una encuesta entre varias familias conocidas y, basándose en la opinión expresada por grandes y pequeños ,optó por sacar en la portada la simpática figura del Caballero Blanco y trasladar el Jabberwocky al final del primer capítulo.
Luego de terminar esta publicación, y quizás comprendiendo el hecho de haber llegado a la cumbre en ese ramo, Tenniel tomó la decisión de no hacer más ilustraciones en libros. Luego el escribiría que "... con A través del Espejo, me abandonó la facultad de hacer dibujos para ilustraciones de libros, y, a pesar de toda clase de tentadoras ofertas, hasta el momento no he hecho nada en esa dirección".


Sus últimos años

Su caricatura política más exitosa fue sobre la renuncia del canciller aleman, Otto Von Bismark ("Dropping the Pilot" -Punch, 1891-). En 1893 fue nombrado caballero en reconocimiento a su distinguida carrera en Punch.

Caricatura de Bismark - Punch

Sir John Tenniel se retiró de su cargo en 1901 después de casi medio siglo de servicio en Punch y de más de dos mil dibujos a su crédito.
Poco a poco fue perdiendo la vista. Vivió sus últimos años tranquilamente en su casa de Kensington junto a su hermana. Murió el 25 de febrero de 1914.




Alicia, el Conejo y el Sombrerero Loco - Alicia en el País de las Maravillas

Reina Alicia - A Través del Espejo

El campo de ajedrez...   A Través del Espejo  

Alicia en el País de las Maravillas

Rocking-Horse-Fly. A Través del Espejo

La Reina de Corazones y Alicia - Alicia en el País de las Maravillas

Alicia con el Dodo - Alicia en el País de las Maravillas

Alicia volando con la Reina Roja - A Través del Espejo

Tweedle Dee & Tweedle Dum - A Través del Espejo

Humpty Dumpty - A Través del Espejo 

Humpty Dumpty - A Través del Espejo

El León y El Unicornio - A Través del Espejo

Alicia viaja en tren - A Través del Espejo

El Caballero Blanco y Alicia - A Través del Espejo

Alicia atraviesa el espejo... - A Través del Espejo

La Morsa y El Carpintero - A Través del Espejo



El Caballero Blanco - A Través del Espejo

El Sombrerero Loco - Alicia en el País de las Maravillas

La Morsa y el Carpintero con las Ostras - A Través del Espejo

La Morsa y El Carpintero - A Través del Espejo

La Guerra Civil norteamericana - Punch

La Reina Victoria - Punch

Dibujo alusivo a la guerra civil norteamericana - Punch

Lincoln convenciendo a un ciudadano de ingresar a las fuerzas armadas - Punch



viernes, 6 de abril de 2012

LA PRIMERA MALVINA ARGENTINA




Por Mariana Rambaldi
De la redacción de Yahoo! Noticias


Alguna vez las islas Malvinas tuvieron un gobernador argentino. Alguna vez, antes de 1833, en aquellas tierras nacieron, vivieron y murieron argentinos. Pero el primer alumbramiento registrado en el archipiélago fue el de una mujer: Matilde Vernet y Sáez, mejor conocida como Malvina. Ella fue la primera Malvina argentina. 

El 10 de junio de 1829, el comerciante argentino de origen alemán, Luis María Vernet, fue nombrado Comandante Militar de las Islas Malvinas. Poco más de un mes más tarde viajó al archipiélago junto con su esposa, María Sáez, y sus tres hijos, Emilio, Luisa y Sofía, y se instaló en la Isla Soledad. Llevó con él a unos cincuenta colonos con sus respectivas familias y también gauchos y peones para trabajar en aquellas tierras. El 30 de agosto de aquel año, Vernet tomó posesión de su cargo de forma oficial en una ceremonia. 

Su esposa María, considerada como la cronista de la soberanía argentina en Malvinas por haber documentado en su diario la vida en las islas, escribió aquel domingo: "Muy buen día de Santa Rosa de Lima (fiesta patronal que honra a la santa católica peruana), por lo que determinó Vernet tomar hoy posesión de la isla en nombre del gobierno de Buenos Aires. A las doce se reunieron los habitantes, se enarboló la Bandera Nacional a cuyo tiempo se tiraron veintiún cañonazos, repitiéndose sin cesar el ¡Viva la Patria! Puse a cada uno en el sombrero con cintas de dos colores que distinguen nuestra bandera. Se dio a reconocer el Comandante." 

Vernet rebautizó Puerto Soledad con el nombre de Puerto Luis y fue allí, el 5 de febrero de 1830, en donde nació Matilde Vernet y Sáez. Aunque toda su vida la llamarían Malvina.  
Los conflictos con fragatas norteamericanas que pescaban en costas malvinenses y la posterior ocupación militar inglesa del archipiélago, hicieron que los Vernet y todas las familias que habitaban las islas, fueran expulsadas y nunca más volvieran allí.  Los Vernet pasaron un tiempo en Río de Janeiro y luego se establecieron en Buenos Aires. Malvina se crió en la Argentina continental.


Vivieron en la calle Florida, esquina Córdoba y luego en 25 de Mayo entre avenida Corrientes y Sarmiento. Por aquel entonces, Luis Vernet compró terrenos en San Isidro, provincia de Buenos Aires, en donde luego estableció una casa de campo. La estancia se encuentra allí aún, en la calle que lleva el nombre del gobernador y esquina Belgrano. 

Pasaron los años y Malvina creció. En Uruguay conoció al capitán estadounidense Greenleaf Cilley, se casó con él y lo acompañó a los Estados Unidos. Varias publicaciones afirman que Malvina fue la única argentina presente el 14 de abril de 1865 en el teatro Ford de Washington DC, cuando asesinaron al presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln.

Tuvo seis hijos, tres varones y tres niñas.  Dos de sus pequeñas fueron las primeras Malvinas registradas de forma oficial: Déborah Malvinas Cilley, nacida el 30 de junio de 1870 y Malvina Justa Cilley, nacida el 30 de noviembre de 1872. En cada generación subsiguiente, se hizo tradición que al menos una integrante de la familia llevara el nombre de las islas.
Los Cilley Vernet se instalaron, finalmente, en la finca familiar de San Isidro. Malvina murió allí, el 24 de septiembre de 1924.  

Al cumplirse cien años del nombramiento como gobernador de Malvinas de Luis María Vernet, el 10 de junio de 1929, la familia se reunió en la casona de San Isidro: eran casi cien descendientes. Por parte de Malvina, cinco de sus hijos vivieron y antes de su muerte, ya tenía unos veintidós nietos. Las posteriores generaciones siguieron llamando a muchas de sus mujeres Malvina.  


Su nieto Ernesto Greenleaf Cilley Hernández, en numerosas ocasiones intentó sumar el nacimiento de su abuela en las islas como otra prueba válida al reclamo de soberanía argentina, con el argumento de que esos cientos de descendientes hubieran continuado su vida como pobladores de la comunidad que crecía allí. 

La vida  de Malvina está plagada de hechos significativos. Ella, Matilde Malvina Vernet y Sáez, la primera argentina registrada nacida en el archipiélago, hija del primer gobernador argentino de las islas, casada con un militar estadounidense y madre de las primeras mujeres llamadas Malvinas de la historia, testigo del asesinato de Lincoln. Ella, es la primera Malvina argentina.