lunes, 13 de agosto de 2012

LA SENTENCIA


De la selección de Jorge Luis Borges & Adolfo Bioy Casares



Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó
que  había  salido  de  su  palacio  y  que  en  la  oscuridad
caminaba  por el  jardín,  bajo  los  árboles  en flor.  Algo  se
arrodilló  a  sus  pies  y  le  pidió  amparo.  El  emperador
accedió:  el  suplicante  dijo  que  era  un  dragón  y  que  los
astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la
caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le
cortaría  la  cabeza.  En  el  sueño,  el  emperador  juró
protegerlo.

 Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le
dijeron  que  no  estaba  en  el  palacio;  el  emperador  lo
mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que
no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que
jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba
cansado y se quedó dormido.

 Un  estruendo  conmovió  la  tierra.  Poco  después
irrumpieron  dos  capitanes,  que  traían  una  inmensa
cabeza de dragón empapada de sangre. La arrojaron a los
pies del emperador y gritaron: Cayó del cielo. Wei Cheng,
que había despertado, la miró con perplejidad y observó:
Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así.

Wu Ch’eng En (siglo XVI), “La sentencia”.
Jorge Luis Borges, Antología de la literatura fantástica
De cuentos breves y extraordinarios.

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