Un día, un discípulo se acercó a Platón al grito de "Maestro, escuche lo
que me contaron en el mercado el otro día...".
Platón lo interrumpió con estas palabras:
"Cuéntame, pero primero, asegúrate de que lo que vas a decir cumpla con los criterios de bondad".
El discípulo se detuvo y Platón prosiguió:
- ¿Lo que me vas a contar es cierto?
- Bueno, no estoy seguro. A mí me lo contó alguien que se lo lo contaron...
- O sea que me vas a contar algo que no sabes si es cierto.
Bien, veamos si cumple los otros criterios.
Lo que me vas a contar, ¿es bello?
- No, no es muy bello.
- En ese caso, veamos si cumple el último criterio. ¿Es al menos útil?
- Y... a esta altura no, no es muy útil.
- O sea que quieres contarme algo que es feo e inútil y que ni siquiera sabemos si es cierto.
- Tiene razón, maestro. Disculpe.
Dicho esto, el alumno se fue, maravillado por la sabuduría de su Maestro
¡Muchas gracias por acercarnos este maravilloso relato!
ResponderEliminarJuan B.